Para continuar leyendo y tener más información entren al blog de Hipólito Delgado. De ahí copié lo que leyeron arriba.
Oremos por Carlos Martínez y su familia. Dios hace milagros de sanidad y financieros.
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Estoy leyendo nuevamente Veronika decide morir de Paulo Coelho, lo cual ha despertado mi interés por los trastornos mentales y estaba leyendo acerca de algunos de ellos. Para repasarlo de vez en cuando copio aquí la diferencia entre la paranoia y la esquizofrenia.
Paranoia y esquizofrenia
El esquizofrénico no tiene un delirio consistente, sino que va variando a través del tiempo; esto se debe al hecho de que esta incógnita sigue permaneciendo, o se agregan vivencias nuevas, en el campo de la conciencia; esto no es algo que se resuelve en una primera hipótesis, genera una segunda hipótesis, una tercera hipótesis, de ahí que el terapeuta saque la conclusión de que este tipo de discurso va variando en su temática, y por lo tanto hable de polimorfismo, delirio de varios núcleos, mal sistematizado o asistemático. Esto sucede porque usa como patrón de referencia al delirio del paranoico que tiene un solo núcleo y se va nutriendo, desarrollando, a través de sus experiencias de vida. Es el caso del delirio celotípico, del delirio hipocondríaco, del delirio de persecución, del querellante, del delirio de ser amado, el delirio pasional de Clérambault. Todos estos delirios se desarrollan alrededor de un solo tema. Sistematizado significa que la novela que construye el delirante es buena, tiene su lógica interna, y se conserva a través del tiempo, o sea, siempre dice lo mismo, de la misma manera.
Hay una enorme diferencia entre el paranoico y el esquizofrénico; la diferencia radical consiste en que para el esquizofrénico ese algo que se presenta en su campo de conciencia, del que es sabedor, es distinto a su pensamiento, el esquizofrénico siempre dice “alguien o algo me dice tal cosa... me hacen decir tal otra”, su yo se presenta como mirando, observando, a esa otra cosa que aparece en su campo de conciencia, ajeno a su yo y que de pronto lo invade. Hace una diferencia neta entre su yo y este fenómeno que entra a su campo de conciencia y lo perturba, por eso van a escuchar las conocidas frases: “ellos” “ellos me hacen decir, ellos me dicen, ellos me hacen sentir”. ‘Ellos’ no ‘yo’.
En el paranoico la temática delirante y su ‘yo’ están totalmente consustanciados: “Yo sé - porque el paranoico tiene esa certeza – que...”. Y en función de eso proyecta hacia el exterior y ‘compra’ del exterior lo que el mismo proyectó. De esta manera, podemos decir que el paranoico es un loco, es el que tiene una radical variación de la realidad y está totalmente consustanciado con esa variación.
El esquizofrénico conserva su ‘yo’, y en el campo de la conciencia se siente invadido por estos fenómenos y estas sensaciones nuevas a las que su ‘yo’ trata de explicar, entonces decimos que el esquizofrénico es un enloquecido, por esta profusión que llega a su campo de conciencia y no puede procesar adecuadamente.
Habíamos dicho que el mecanismo que elabora los juicios del esquizofrénico estaba conservado y obviamente el razonamiento. El mecanismo de juicio del paranoico no está conservado, en él sí hay una forma de elaborar juicios absolutamente anómala, su yo está totalmente consustanciado con esa producción y con esas conclusiones, y además tiene la certeza absoluta - la certeza absoluta es el ‘yo sé’ que hace que la producción psíquica tenga la repercusión afectiva que es le certeza, se siente seguro (la seguridad es una cuestión de afectividad) de lo que está haciendo, pensando, y creando. El esquizofrénico, en definitiva, duda de sus hipótesis, y produce una, luego otra, y ahí vemos que endebles son estas construcciones que él hace.
Resumiendo podemos puntualizar:
1) El paranoico tiene plena certeza de la temática en que basa el delirio y la mantiene: “esta mujer me es infiel”; “me persiguen”, “me quieren perjudicar”, “soy amado”.
2) La temática del paranoico está totalmente consustanciada con su Yo
“Yo sé que me persiguen”, “Yo sé que me es infiel”
3) El ve al mundo desde la perspectiva de su yo ‘alterado’
4) No tiene ningún conflicto entre su Yo y otra cosa que aparezca en el campo de la conciencia (como es el caso del esquizofrénico), al contrario
5) La temática es elaboración de su propio Yo ( su PSC), intrínseca de su yo
Por eso el paranoico es el loco, y el esquizofrénico un enloquecido, un torturado psíquico, por la entrada a su campo de la conciencia de elementos que no puede terminar de procesar.
Finalmente ha llegado la hora de escribir (para mi trabajo de grado) acerca de la colocación de los mensajes virales en los medios de comunicación. Aclaro, con “mensajes virales” no me refiero a spam, correos indeseados o virus malignos. Estoy hablando acerca de mensajes publicitarios que se expanden a través de las redes sociales (y otros medios) debido a su alto grado de relevancia y al impacto que producen en los receptores, quienes (esperamos que) entusiasta y voluntariamente lo reenvíen a sus contactos.
Las redes sociales están de moda. No hay otra forma de referirlo. O tal vez sí pudiera decirlo de otra manera, pero de esta se entiende perfectamente. Y como la gente se mueve, hace y dice según lo que esté en boga, los publicistas siempre estaremos donde esté la gente. Siempre iremos a buscar nuestro público, sea en la playa, en el baño, o en el Twitter. Pudieras estar en alguno de los dos primeros lugares y podríamos encontrarte en Twitter. Valga aclarar que no quiero saber qué haces en el baño (al menos que mi cliente sea un papel de baño, una marca de inodoros o de accesorios para la ducha, entre otros posibles).
De igual manera (Anabel y yo) nos estamos planteando los beneficios, que son muchos!, que trae este tipo de estrategia publicitaria a la marca anunciante, así como las pocas, y no menos importantes, desventajas en caso de que no sea bien recibida por el público.
Después de casi 3 semanas inmersa en el mundo de las redes sociales (social media) y la publicidad viral, creo que estoy en el momento indicado de redactar buen contenido esta noche. Espero que el sueño no me traicione.
Bendiciones.
> r.molina@codetel.net.do"
Rafael Molina Morillo >> r.molina@codetel.net.do
¡¡Hola a tod@s!! Les cuento que luego de esa noche de San Valentín tan espectacular he tratado de ser un poco "fría" con Armando, para que no piense que todos los días es "fiesta de cruz" como dice mi madre. A raíz de esa noche y recordando los matos ratos que pasaba preocupada con el asunto de que a determinada hora no había llamado, se me ocurre compartir con ustedes un tema de mucho interés para nosotras las mujeres: La seguridad en nosotras mismas. Para mí ser una mujer segura es estar 150% consciente del valor que una tiene y de lo importante que eres en cada uno de los roles que cumples. De saber que ese lugar en el mundo que hoy ocupas nadie lo ocupará mejor que tú misma. Es muy difícil sobreponerse a los tropiezos o los errores que, como seres humanos, cometemos pero, si sirve de consuelo: todas nos equivocamos alguna vez pero tenemos que ser más las que nos levantemos luego de caer para superar esa prueba. ¿Cuántas veces te habrás dicho "Otra prueba ¡¡No puede ser!!"?
En honor a la verdad, nunca entendemos por qué nos pasan las cosas hasta que pasado un tiempo vemos cómo algo que nos convenía más llegó o cómo algo que no nos iba a favorecer para nada se alejó. Duele, y mucho, cuando no entendemos en el momento las razones pero, todo se supera. Dios no permite que nos pasen las cosas para hacernos daño, sino para poner las cosas en su lugar y llevarnos por el camino que nos toca seguir. Creo que todos y todas pasamos por momentos de dolor, impotencia, desesperación o profunda tristeza. Estas circunstancias no pueden destruir la amurallada esencia de nuestro ser en cuanto a seguridad se refiere, chicas. Son muchas las veces en las que hemos llorado a rabiar o en las que nuestras lágrimas son el reflejo de una pena muy grande.
Quisiera aprovechar para contarles que recibí una carta de una de las lectoras de esta columna y me hizo sentir su tristeza. Esta joven madre y mujer ha pasado por muchas situaciones que le han debilitado su seguridad en sí misma y autoestima.
Aprovecho esta oportunidad para llevar un mensaje a una mujer que estoy plenamente segura es alguien excepcional. Amiga lectora, nadie, aparte de Dios y tu familia, te amará más que tú misma. Eres una mujer maravillosa que mereces ser feliz, pero esa felicidad, en ocasiones, viene a cuenta gotas para, en poco tiempo, darnos una felicidad mayor. Las cosas que te suceden o te dejan de suceder son para hacerte más fuerte y por eso debes creer en ti misma, en tus capacidades, en todas las herramientas que la vida te ha dado para superar las situaciones. Busca en tu interior aquellas cosas que te hacen única y que hicieron que tu esposo o que en tu trabajo te escogieran. Rescata a esa mujer que aún vive en ti y que, evidentemente, pide a gritos poder salir a flote y vivir una vez más. Tú puedes hacer todo lo que te propongas, ahí está el camino y espera por ti. ¡Decídete! Reacciona y no dejes que el tiempo y las circunstancias se adueñen de tu persona cuando puedes tomar las riendas.
No es necesario que te presiones con querer arreglarlo todo a la vez. Lleva el ritmo con el que te sientas más cómoda y verás los resultados. Nadie en este mundo debe hacerte llorar en la manera que me dijiste que has llorado. Tus lágrimas son pedacitos de ti que poco a poco salen de tus ojos para escapar al dolor. Recupérate amiga lectora y déjame saber cómo te va, una vez que te decidas a vivir de adentro hacia fuera. No te conozco suficiente, pero el hecho de que quieras ser mejor persona y mejorar las cosas que han destruido tu seguridad en tí misma, me hablan de una gran mujer.
por Coh!rina
La vida en tacones
Oh! Magazine, Listín Diario
Ed. 14 de marzo, 2009
Lectura anterior ...:::Los detalles:::...
Diciembre apenas nacía y el 2003 ya tenía la impresión de que moría. Mi alegría tiritaba en aquel vuelo, debajo de la manta amarilla de la Línea Varig. La seducción del Brasil me esperaba y la impaciencia tomaba forma de gigante. El primer hechizo fue tocar la tierra de Sao Sebastiao, Río de Janeiro. Las calles goteando sensualidad. El Cristo Redentor, con su mirada inmutable hacia el dolor de las favelas. Y las siluetas sedientas de mujeres al atardecer, entre las playas de Ipanema y Copacabana. Luego tomaría el avión hacia mi destino final: la ciudad de Sao Salvador da Bahía de Todos os Santos, donde se realizaría el Mercado Cultural y Festival Internacional, con productores y artistas de todo el mundo.
El segundo día, luego del concierto, y mientras realizaba mi conferencia sobre la Música Raíz Dominicana y la Fusión Contemporánea, llegó ella, con los ojos grises cargados de ancestros, su pelo alborotado como bandera rebelde y su piel cobriza y oliente a libertad. Me clavó su mirada de viento y ya no pude evitarlo. Nos acercamos, entre algunas cortas palabras de portugués, español e inglés. No hubo dudas, llegó el abrazo, profundo e interminable. La cita sería a las 8 de la noche en el Gran Teatro de Bahía para un concierto moderno y experimental de tango.
De repente, los dos envueltos en la magia del bandoneón. Buenos Aires y Montevideo sujetando el manto urbano de la tristeza, el sexo herido de los arrabales, el llanto secreto de los prostíbulos; mientras su gran poeta, Enrique Santos Discépolo, dice “es sólo un pensamiento triste que se baila”. Y nos dejamos inundar por las armonías y melodías intensas de Gotan Project, Bajofondo y Tanghetto. Volvimos a abrazarnos. Ella era pura sensibilidad en mis hombros. Caminamos hacia el parque, pasamos por la plaza negrera; donde vendían y azotaban los esclavos, por el puerto, el mercado y las iglesias. Y al subir la noche, comimos Moqueca de pescado, nos embriagamos de Caipiriña y bailamos sin parar: Samba, Capoeira, Axé y Yoruba Candomblé. Hasta que el amanecer nos dejó atados al silencio.
Me despedí, con lágrimas en los ojos y sus energías rodando por mi cuerpo, con la certeza de reencontrarnos, luego de siglos de ausencia.
En mi retorno a Santo Domingo, me esperaba mi compañera en el Aeropuerto de Las Américas. Me miró de frente y me dijo: “Sé franco, dime, háblame de ella”. Yo sólo guardé silencio. Escribió tres nombres pocos comunes en un papel y volvió a decirme, con la firmeza de la verdad y los sueños, “Sólo confírmame, ¿es uno de estos?” Un escalofrío indescriptible atravesó todos mis huesos y mis venas, cuando desconcertado leí entre ellos el nombre de “Luana”, la misma mujer aún permanecía incrustada en mi carne y mi memoria. Tomé su cabeza, le dije “te amo” y empezamos a llorar.
por José Roldán,
Cantautor de música raíz
Publicado en Pandora, Periódico El Caribe, viernes 27 de febrero, 2009