domingo, 22 de marzo de 2009

De acuerdo al plan de Dios

Oración para vivir de acuerdo al plan de Dios

Ora por tus prioridades: "Señor, ¿cuál es tu voluntad para este momento de mi vida?".

Planifica tus prioridades: "Señor, ¿qué debo hacer hoy para cumplir tu voluntad?.

Prepara un programa basado en tus prioridades: "Señor, ¿cuándo tengo que hacer lo que debo a fin de darle cabida a estas prioridades en el día de hoy?".

Procede a implementar tus prioridades: "Señor, gracias por darme tu dirección para este día".

Hazte el propósito de controlar tu progreso: "Señor, solo tengo un tiempo limitado que me sobra cada día. ¿En qué tareas importantes debo concentrarme durante el resto del día?".

Prepárate para mañana: "Señor, ¿cómo logro poner mejor en práctica tu plan para mí mañana?".

Alaba a Dios al final de cada día: "Señor, gracias por un día valioso, por día bien invertido, pues te he ofrecido mi vida y este día a ti como un ¨sacrificio vivo¨".

Elizabeth George, El Llamado de una Joven a la Oración.

Los frutos del Espíritu

Al final de la lectura de El Caminar con Dios de una Joven, a modo de resumen, hay un ejercicio para completar la frase después de cada fruto (del Espíritu Santo). Me interesa recordarlo.

Amor... es un acto de voluntad.
Alegría... brilla mejor contra la oscuridad de las tribulaciones, la tragedia y las pruebas.
Paz... es un sacrificio de confianza.
Paciencia... es soportar por el bien de los demás.
Amabilidad... es prestar atención a las necesidades de los demás.
Bondad... es hacer buenas obras por los demás.
Fidelidad... es cumplir con los deberes.
Humildad... es someterse a la voluntad de Dios.
Dominio Propio... es no ceder a los deseos pecaminosos.

Fidelidad ·Fruto del Espíritu·

El fruto del Espíritu es (...) fidelidad. (Gálatas 5:22)

No hay duda de que ser fiel (a Dios) es una lucha natural y carnal. ¡Por eso necesitamos tanto decidirnos de ir a Dios en busca de su fuerza!

Cada día luchamos con excusas y desafíos como estos:

El cansancio
La vagancia
La desesperanza
La dilación
La racionalización
La apatía
La rebelión

Nuestro maravilloso Dios termina nuestras luchas al poner a nuestro alcance todo lo que necesitamos para ser fieles a través de su gracia.

¿Qué hacer hoy para caminar en fidelidad?

  1. Decide visitar a Dios en oración. David escribió: "Cuando te llamé, me respondiste; me infundiste ánimo y renovaste mis fuerzas" (Salmo 138:3).
  2. Decide ser fiel en las pequeñas cosas. "El que es honrado en lo poco, también lo será en lo mucho; y el que no es íntegro en lo poco, tampoco lo será en lo mucho" (Lucas 16:10).
  3. Decide depender de la fuerza de Dios. "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". (Filipenses 4:13).
  4. Decide luchar contra la autocompasión. "Golpeo mi cuerpo y lo domino" (1 Corintios 9:27).
  5. Decide eliminar la vagancia y el ocio. "El pan que (ella) come no es fruto en del ocio" (Proverbios 31:27).
  6. Decide comenzar por casa. "Está atenta a la marcha de su hogar" (Proverbios 31:27).
  7. Decide ser fiel en todas las cosas. Las mujeres deben ser "dignas de confianza" (1 Timoteo 3:11).
  8. Decide realizar un cuestionario rápido acerca de tu propio caminar cristiano. Luego pídele a Dios su fuerza para esforzarte y obtener fidelidad en tu vida.
Sacado de El Caminar con Dios de una Joven por Elizabeth George, 2006.

viernes, 20 de marzo de 2009

Estoy aburrida

Estoy aburrida.
Quiero continuar un libro que empecé a leer ahorita, pero no quiero leer.
Quiero ver una película que me prestaron anoche, pero no quiero ver ninguna película.
Quiero hablar con alguien, pero no quiero hablar.
Quiero investigar un tema pendiente, pero no quiero buscar.

domingo, 15 de marzo de 2009

...:::Seguridad en nosotras mismas:::...

¡¡Hola a tod@s!! Les cuento que luego de esa noche de San Valentín tan espectacular he tratado de ser un poco "fría" con Armando, para que no piense que todos los días es "fiesta de cruz" como dice mi madre. A raíz de esa noche y recordando los matos ratos que pasaba preocupada con el asunto de que a determinada hora no había llamado, se me ocurre compartir con ustedes un tema de mucho interés para nosotras las mujeres: La seguridad en nosotras mismas. Para mí ser una mujer segura es estar 150% consciente del valor que una tiene y de lo importante que eres en cada uno de los roles que cumples. De saber que ese lugar en el mundo que hoy ocupas nadie lo ocupará mejor que tú misma. Es muy difícil sobreponerse a los tropiezos o los errores que, como seres humanos, cometemos pero, si sirve de consuelo: todas nos equivocamos alguna vez pero tenemos que ser más las que nos levantemos luego de caer para superar esa prueba. ¿Cuántas veces te habrás dicho "Otra prueba ¡¡No puede ser!!"?
En honor a la verdad, nunca entendemos por qué nos pasan las cosas hasta que pasado un tiempo vemos cómo algo que nos convenía más llegó o cómo algo que no nos iba a favorecer para nada se alejó. Duele, y mucho, cuando no entendemos en el momento las razones pero, todo se supera. Dios no permite que nos pasen las cosas para hacernos daño, sino para poner las cosas en su lugar y llevarnos por el camino que nos toca seguir. Creo que todos y todas pasamos por momentos de dolor, impotencia, desesperación o profunda tristeza. Estas circunstancias no pueden destruir la amurallada esencia de nuestro ser en cuanto a seguridad se refiere, chicas. Son muchas las veces en las que hemos llorado a rabiar o en las que nuestras lágrimas son el reflejo de una pena muy grande.
Quisiera aprovechar para contarles que recibí una carta de una de las lectoras de esta columna y me hizo sentir su tristeza. Esta joven madre y mujer ha pasado por muchas situaciones que le han debilitado su seguridad en sí misma y autoestima.
Aprovecho esta oportunidad para llevar un mensaje a una mujer que estoy plenamente segura es alguien excepcional. Amiga lectora, nadie, aparte de Dios y tu familia, te amará más que tú misma. Eres una mujer maravillosa que mereces ser feliz, pero esa felicidad, en ocasiones, viene a cuenta gotas para, en poco tiempo, darnos una felicidad mayor. Las cosas que te suceden o te dejan de suceder son para hacerte más fuerte y por eso debes creer en ti misma, en tus capacidades, en todas las herramientas que la vida te ha dado para superar las situaciones. Busca en tu interior aquellas cosas que te hacen única y que hicieron que tu esposo o que en tu trabajo te escogieran. Rescata a esa mujer que aún vive en ti y que, evidentemente, pide a gritos poder salir a flote y vivir una vez más. Tú puedes hacer todo lo que te propongas, ahí está el camino y espera por ti. ¡Decídete! Reacciona y no dejes que el tiempo y las circunstancias se adueñen de tu persona cuando puedes tomar las riendas.
No es necesario que te presiones con querer arreglarlo todo a la vez. Lleva el ritmo con el que te sientas más cómoda y verás los resultados. Nadie en este mundo debe hacerte llorar en la manera que me dijiste que has llorado. Tus lágrimas son pedacitos de ti que poco a poco salen de tus ojos para escapar al dolor. Recupérate amiga lectora y déjame saber cómo te va, una vez que te decidas a vivir de adentro hacia fuera. No te conozco suficiente, pero el hecho de que quieras ser mejor persona y mejorar las cosas que han destruido tu seguridad en tí misma, me hablan de una gran mujer.

por Coh!rina
La vida en tacones
Oh! Magazine, Listín Diario
Ed. 14 de marzo, 2009
Lectura anterior ...:::Los detalles:::...

viernes, 13 de marzo de 2009

Escojo libertad

Durante la última semana de febrero, si mal no recuerdo, estaba reflexionando sobre mis libertades. Y "coincidencialmente" encontré estos preciosos versos en la Palabra. Quise tenerlos en una manera visualmente atractiva para ponerlo en mi escritorio y Misael hizo este diseño para mí. Gracias Misa!!

Siente la libertad de ser mujer








Me gustan estas piezas. Las vi hace mucho! en el blog de Naysa. Pero estaba esperando verlo en la prensa para ponerlo aquí. Tengo otros 3 que recorté del periódico, que no están en el blog de N. Los dejé en el trabajo :s. Algún día se lo pongo a este post.

Dirección de arte: Dilia Luna
Copywritter: Lissette Guzmán
Ilustración: Naysa Dumé

ens

Este es otra de las cositas que hace Misael. Me estaba enseñando algo (en Photoshop) q le pregunté sobre la tipografía.
Gracias! :D

domingo, 8 de marzo de 2009

...:::Los detalles:::...


En la pasada entrega de mi columna les prometí contarles cómo me había ido en mi San Valentín y como soy una mujer de palabra: ahí les va.

El sábado 14 de febrero me di licencia para sentir. Todas mis amigas, por una u otra razón, habían ocupado su día del amor con sus históricos amores o con nuevas conquistas. Yo no podía dejarme caer en la depre anual que me había acompañado los últimos dos años de mi vida.

Como les había dicho, le mandé un correo a Armando diciéndole que tomaría las riendas de ese día y que se dejara guiar por mí. “Pasajero” contestó desde su antiguo correo, aquel con el que había hecho contacto conmigo hace unos meses atrás. Honestamente no tenía nada “súper mega planeado” por lo que me pasé la mayor parte del tiempo pensando en qué hacer. No quería para nada llamar a mis hermanas para que no se enteraran que ese día yo había cedido. Todo el trajín se puede resumir en una persecución al encargado de frutas y vegetales de un supermercado de la ciudad solicitándole unos fresones que utilizaría en mi “plan”. Luego pasar a probarme mil vestidos y pantalones donde mi amiga Paola, que era representante de una marca en nuestro país, fue otro huracán sin brisa. Finalmente, sin contarles el resto de las cosas que busqué, terminé cerca de las 9:00 de la noche… Pelo, pedicure, manicure, ropa y “detallitos”. Llamé a Armando y le dije que estuviera listo para las 10:00 de la noche, que pasaría por él, cual cenicienta. No hizo más que liberar una varonil carcajada y me dijo que estaría ansioso esperándome. Lo que él no sabía era que gozaría de una “impuntualidad programada”.

Llegué a su edificio cerca de las 11:00 de la noche. Le llamé desde el otro lado de la puerta, luego de ingeniármela para que el portero me dejara pasar, ya que nunca había ido a ese apartamento desde su regreso a mi vida. Le expliqué que era “su novia”, cosa que hasta a mí me sonó raro. “Hola, Armando. ¿Estás listo?”, le dije. Me dijo que sí. “Pues ábreme la puerta que estoy justo tras ella”, le contesté.

Cuando abrió la puerta, por lo que pude ver en su rostro, quedó boquiabierto por el espectacular vestidito escarlata que llevaba puesto, las zapatillas de tacón y los bien escogidos accesorios que eran muestra de la elegancia que, gracias a Dios, mi madre me ha transmitido a lo largo de mi vida (menos muchas veces es más). “Supongo que puedo pasar”, dije. Lo dejé atrás, llegué al centro de la sala con toda la firmeza que pude, mientras los nervios me mataban pero, ya estaba ahí. ¿Qué iba a hacer? “¿No nos vamos, Coh!rina?”, me preguntó. “Armando, el paraíso está muy cerca y no te das cuenta. Nuestra velada es justo aquí. La cena la haremos juntos, la disfrutaremos paso a paso y terminará con una deliciosa muestra de todo lo que… (me acerqué un 90% a su oído) siento en mí… Hoy tengo permiso para sentir”.

Nunca había sentido a un hombre temblar tanto. Armando estaba estupefacto. Tomé sus manos y rodee mi cintura con ellas. Con un beso tibio humedecí sus labios y no sé cuántos minutos estuve muriendo allí en ellos. Su perfume y el mío era una fusión de la eterna fragancia de amor que se hizo uno esa noche. No puedo decirles tanto como quisiera pero, esa noche era de ensueño. Entre sus brazos sólo escuché cuando dijo “Vale la pena esperar por ti”. Entonces fui yo quien liberó una pícara sonrisa. Cerramos nuestros ojos. “Buenas noches, Armando”.

por Coh!rina
La vida en tacones
Oh! Magazine, Listín Diario
Ed. 28 de febrero, 2009
Lectura anterior ...:::¿Seguir adelante?:::...
Fotografía: Gettyimages.com

"Mujer, energía y algo más"

Diciembre apenas nacía y el 2003 ya tenía la impresión de que moría. Mi alegría tiritaba en aquel vuelo, debajo de la manta amarilla de la Línea Varig. La seducción del Brasil me esperaba y la impaciencia tomaba forma de gigante. El primer hechizo fue tocar la tierra de Sao Sebastiao, Río de Janeiro. Las calles goteando sensualidad. El Cristo Redentor, con su mirada inmutable hacia el dolor de las favelas. Y las siluetas sedientas de mujeres al atardecer, entre las playas de Ipanema y Copacabana. Luego tomaría el avión hacia mi destino final: la ciudad de Sao Salvador da Bahía de Todos os Santos, donde se realizaría el Mercado Cultural y Festival Internacional, con productores y artistas de todo el mundo.

El segundo día, luego del concierto, y mientras realizaba mi conferencia sobre la Música Raíz Dominicana y la Fusión Contemporánea, llegó ella, con los ojos grises cargados de ancestros, su pelo alborotado como bandera rebelde y su piel cobriza y oliente a libertad. Me clavó su mirada de viento y ya no pude evitarlo. Nos acercamos, entre algunas cortas palabras de portugués, español e inglés. No hubo dudas, llegó el abrazo, profundo e interminable. La cita sería a las 8 de la noche en el Gran Teatro de Bahía para un concierto moderno y experimental de tango.

De repente, los dos envueltos en la magia del bandoneón. Buenos Aires y Montevideo sujetando el manto urbano de la tristeza, el sexo herido de los arrabales, el llanto secreto de los prostíbulos; mientras su gran poeta, Enrique Santos Discépolo, dice “es sólo un pensamiento triste que se baila”. Y nos dejamos inundar por las armonías y melodías intensas de Gotan Project, Bajofondo y Tanghetto. Volvimos a abrazarnos. Ella era pura sensibilidad en mis hombros. Caminamos hacia el parque, pasamos por la plaza negrera; donde vendían y azotaban los esclavos, por el puerto, el mercado y las iglesias. Y al subir la noche, comimos Moqueca de pescado, nos embriagamos de Caipiriña y bailamos sin parar: Samba, Capoeira, Axé y Yoruba Candomblé. Hasta que el amanecer nos dejó atados al silencio.

Me despedí, con lágrimas en los ojos y sus energías rodando por mi cuerpo, con la certeza de reencontrarnos, luego de siglos de ausencia.

En mi retorno a Santo Domingo, me esperaba mi compañera en el Aeropuerto de Las Américas. Me miró de frente y me dijo: “Sé franco, dime, háblame de ella”. Yo sólo guardé silencio. Escribió tres nombres pocos comunes en un papel y volvió a decirme, con la firmeza de la verdad y los sueños, “Sólo confírmame, ¿es uno de estos?” Un escalofrío indescriptible atravesó todos mis huesos y mis venas, cuando desconcertado leí entre ellos el nombre de “Luana”, la misma mujer aún permanecía incrustada en mi carne y mi memoria. Tomé su cabeza, le dije “te amo” y empezamos a llorar.

por José Roldán,

Cantautor de música raíz

Publicado en Pandora, Periódico El Caribe, viernes 27 de febrero, 2009