martes, 20 de enero de 2009

...:::Plan B:::...


Finalizada la cena en el restaurante, luego de que Armando me contara un poco lo que hizo en España, nos marchamos cada quien en su carro y como el caballero que siempre ha sido, seguía muy de cerca mi auto. Una vez en la ciudad nos paramos lado a lado en un semáforo y con una señal sencilla me despedí de él. Doblé a la derecha y cuando al fin estaba sola, subí la música y un enorme wuuuuu! salió de mí.

No podía creer que, por decirlo de alguna manera, yo tenía las riendas de la relación. Como era de imaginarse, mi hermana Martha y mi madre llamaron en conferencia a mi celular para saber los pormenores. "Cuéntanos!", vociferaba mi entusiasta hermana. "Bueno, les adelanto que Armando estará presente estas Navidades", les dije. Del otro lado del teléfono solo se escuchaban frases de algarabía. No pretendía decirles que todo sería maravilloso porque ni yo misma lo sé.

Al otro día cuando llegué a la oficina, me encontré con una torre de papeles y folders que se divisaba a lo lejos tras el cristal pero, lo que más tensa me puso fue ver una notita encima de uno de ellos que decía: "Importante: recuerda la reunión del mediodía con nuestro nuevo cliente". Mi asistente era súper eficiente y no le quito merito alguno en sus labores, pero le hubiese agradecido tanto que moviera dicho encuentro. Comencé a contestar emails, a devolver llamadas y a organizar la parte que me correspondía como encargada de Relaciones Públicas en lo referente a nuestra fiesta de fin de año.

Entre una cosa y la otra, no dejaba de pensar en la noche anterior. No niego que me había extrañado que era casi mediodía y Armando no había dado señal alguna. Pero yo no podía ser la "Desesperada del amargue" y llamarlo yo primero. Eso sería territorio ganado para él. Almorcé y regresé a la oficina, organicé mis carpetas y salí de la oficina, organicé mis carpetas y salí de la oficina rumbo al salón de conferencias. En el camino, para mi sorpresa, Armando venía entrando al pasillo. "Hola!, qué haces aquí?". Fue lo único que se me ocurrió decir.

Me dio un beso en la mejilla y me ayudó con las cosas que llevaba en las manos. "Te acompaño", contestó. En el camino le explicaba que no había llegado en un buen momento porque tenía que reunirme con nuestro cliente y que de seguro sería un largo y tendido encuentro. Cuando llegamos a la puerta me despedí rápidamente pero, al parecer él no estaba muy dispuesto a marcharse. Entró tras de mí al salón y mi jefe exclamó: "Ah, que bueno que llegaron juntos! Cohrina ya veo que conoces al señor Armando Cesteros, encargado de Mercadeo de la empresa de nuestro nuevo cliente". Quedé de una pieza, no solo porque significaba trabajar con él mano a mano, sino también porque Armando había obviado contarme ese pequeñísimo detalle. Yo estoy segura que el señor Quiroga no tenía idea de que Armando era más que un conocido para mí y Armando no se imaginaba lo que le esperaba una vez terminara la reunión.

Gracias a Dios, como la profesional que soy, mi manejo durante el encuentro fue impecable y llegamos rápidamente a acuerdos importantes para iniciar el 2009 con buen pie. Él, por supuesto no dejaba de mirarme a los ojos. Una vez terminamos, el señor Quiroga agregó: "Me interesa que ustedes se dediquen en las próximas dos semanas a presentar un programa del año que viene para cerrar este primer proceso". Ambos asentimos con la cabeza. Me dí media vuelta y quedé frente a frente a la cara de Armando. "Y se puede saber cuándo pretendías decirme esto? Estoy segura que es una de tus tretas". Inmediatamente contestó "Digamos que sabiendo que nuestra empresa estaría con la excelente asesoría y labor de la mejor relacionista pública, recomendé que fueran ustedes los que estuvieran a cargo".

Tenía unas ganas enormes de desistir, pero era algo que no estaba en mis manos. Hacía unas horas lo extrañaba. En ese momento sabía que estaría compartiendo con él día a día sin poder evitarlo. Ahora debo armar un enorme plan B que no tenía para poder ser más fuerte a sus tan lamentablemente acertados intentos de conquista. Me despido amig@s lectores deseándoles un excelente 2009 y que sus corazones estén llenos de dicha y paz.

por Coh!rina
La vida en tacones
Oh! Magazine, Listín Diario
Ed. 20 de diciembre, 2008

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Fotografía "Sweet n sour" by M0nyet

1 comentarios:

Lechaparral dijo...

Ya esto parece novela, ya quiro ver en que termina todo esto!!